*Imagen vía: https://pixabay.com/es/photos/rompecabezas-adn-investigación-2500333/
Comencemos por entender qué son las vacunas y cómo funcionan en nuestro organismo… Se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad, estimulando la producción de anticuerpos. Puede tratarse, por ejemplo, de una suspensión de microorganismos muertos o atenuados, o de productos o derivados de microorganismos.
El método más habitual para administrar las vacunas es la inyección, aunque algunas se administran con un vaporizador nasal u oral. Todas las vacunas aprobadas son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas, regularmente, una vez comercializadas. Los científicos también siguen constantemente la información procedente de diferentes fuentes en busca de indicios de que una vacuna pueda tener efectos adversos.
La mayoría de las reacciones a las vacunas son leves y temporales, tales como el dolor en el lugar de inyección o la febrícula.
¿Cómo funcionan las vacunas?
Las vacunas engañan al organismo y concretamente al sistema inmunológico, haciéndole pensar que está siendo atacado por un agente infeccioso y obligándole a defenderse. El microorganismo inoculado con la vacuna está muerto o muy debilitado (atenuado), por lo que no reviste ningún peligro para el niño, pero es suficiente para que su sistema inmune reaccione generando anticuerpos contra él y con ellos adquiriendo una memoria inmunitaria que le permitirá reconocer ese microorganismo concreto y eliminarlo.
¿Tienen algún efecto negativo en los niños?
Dejando a un lado, la postura personal de cada quien respecto a las vacunas, debes saber que las pruebas científicas revelan que la administración de varias vacunas al mismo tiempo no tiene efectos negativos en el sistema inmunitario del niño. Los niños están expuestos diariamente a varios cientos de sustancias ajenas que desencadenan respuestas inmunitarias.
¿Cómo se conserva la calidad de las vacunas?
Por medio de tiomersal. Éste es un compuesto orgánico que contiene mercurio y se añade a algunas vacunas como conservante. No resulta peligroso y es el conservante más utilizado en las vacunas que se suministran en viales multidosis. No hay datos que indiquen que las cantidades de tiomersal utilizadas en las vacunas supongan un riesgo para la salud.
¿Qué hacer si vas a vacunar a tus hijos?
Lo primero es informarte al respecto y, de manera específica, sobre la enfermedad para la que se vacuna, e infórmate con el personal de salud sobre los beneficios y posibles reacciones de las vacunas que va a recibir. Es importante que cuando acudas a vacunar a tus hijos (as) mantengas la calma, ya que es importante transmitirle tranquilidad, sin embargo, te recomendamos informarte con los especialistas de salud sobre los beneficios y posibles reacciones de las vacunas que va a recibir. Platica con tus hijos, de una manera divertida y relajada, sobre lo que va ocurrir en el proceso de vacunación. Menciónale que puede dolerle, pero que se trata sólo de unos segundos. Dale las explicaciones necesarias y bríndale tranquilidad, es necesario explicarle qué le va a suceder. Evita mentirle, pues aunque sea pequeño comprende perfectamente; explícale con palabras sencillas.
Ahora bien, las vacunas no son exclusivas de los niños, existen enfermedades que se pueden evitar y para las cuales son necesarias, como por ejemplo, el virus del papiloma humano o la influenza.
Actualmente en mediQó podemos vacunarte contra la influenza sin necesidad de salir de tu casa.
*Fuente: OMS, IMSS.
El método más habitual para administrar las vacunas es la inyección, aunque algunas se administran con un vaporizador nasal u oral. Todas las vacunas aprobadas son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas, regularmente, una vez comercializadas. Los científicos también siguen constantemente la información procedente de diferentes fuentes en busca de indicios de que una vacuna pueda tener efectos adversos.
La mayoría de las reacciones a las vacunas son leves y temporales, tales como el dolor en el lugar de inyección o la febrícula.
¿Cómo funcionan las vacunas?
Las vacunas engañan al organismo y concretamente al sistema inmunológico, haciéndole pensar que está siendo atacado por un agente infeccioso y obligándole a defenderse. El microorganismo inoculado con la vacuna está muerto o muy debilitado (atenuado), por lo que no reviste ningún peligro para el niño, pero es suficiente para que su sistema inmune reaccione generando anticuerpos contra él y con ellos adquiriendo una memoria inmunitaria que le permitirá reconocer ese microorganismo concreto y eliminarlo.
¿Tienen algún efecto negativo en los niños?
Dejando a un lado, la postura personal de cada quien respecto a las vacunas, debes saber que las pruebas científicas revelan que la administración de varias vacunas al mismo tiempo no tiene efectos negativos en el sistema inmunitario del niño. Los niños están expuestos diariamente a varios cientos de sustancias ajenas que desencadenan respuestas inmunitarias.
¿Cómo se conserva la calidad de las vacunas?
Por medio de tiomersal. Éste es un compuesto orgánico que contiene mercurio y se añade a algunas vacunas como conservante. No resulta peligroso y es el conservante más utilizado en las vacunas que se suministran en viales multidosis. No hay datos que indiquen que las cantidades de tiomersal utilizadas en las vacunas supongan un riesgo para la salud.
¿Qué hacer si vas a vacunar a tus hijos?
Lo primero es informarte al respecto y, de manera específica, sobre la enfermedad para la que se vacuna, e infórmate con el personal de salud sobre los beneficios y posibles reacciones de las vacunas que va a recibir. Es importante que cuando acudas a vacunar a tus hijos (as) mantengas la calma, ya que es importante transmitirle tranquilidad, sin embargo, te recomendamos informarte con los especialistas de salud sobre los beneficios y posibles reacciones de las vacunas que va a recibir. Platica con tus hijos, de una manera divertida y relajada, sobre lo que va ocurrir en el proceso de vacunación. Menciónale que puede dolerle, pero que se trata sólo de unos segundos. Dale las explicaciones necesarias y bríndale tranquilidad, es necesario explicarle qué le va a suceder. Evita mentirle, pues aunque sea pequeño comprende perfectamente; explícale con palabras sencillas.
Ahora bien, las vacunas no son exclusivas de los niños, existen enfermedades que se pueden evitar y para las cuales son necesarias, como por ejemplo, el virus del papiloma humano o la influenza.
Actualmente en mediQó podemos vacunarte contra la influenza sin necesidad de salir de tu casa.
*Fuente: OMS, IMSS.
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